Ir al trabajo no es sinónimo de productividad. Pueden existir situaciones totalmente opuestas, que influyen de manera muy negativa en la productividad, y que suponen un riesgo importante para la empresa. Sería el conocido como presentismo laboral, una circunstancia que conviene prevenir y gestionar correctamente.
El presentismo y su significado
El presentismo, también conocido como presencialismo, es la situación continuada en la que el empleado se encuentra físicamente en el lugar de trabajo, pero ni es productivo ni colabora de forma significativa en las tareas y procesos de la empresa. Esto puede desembocar en, además de una indolencia en las horas establecidas, la realización de horas extra en vano. El presentismo podría considerarse como una forma de absentismo laboral.
Causas
El presentismo puede generarse por parte del empleado, o venir provocado por ciertas normas de funcionamiento de la empresa. Independientemente, las causas son muchas causas. Algunas, incluso, prácticamente opuestas.
– Cultura laboral: donde se valore más el cumplimiento de un horario que la culminación de unos objetivos diarios o similares, sin concesiones cuando éstos sean cumplidos.
– Inseguridad: situaciones en las que el empleado, pese a haber acabado las tareas, no se siente con la confianza ni para pedir más ni para terminar la jornada con la tranquilidad de haber cumplido.
– Desgana: también podemos estar ante una simple actitud de vaguería. De acudir al trabajo para cumplir con el horario, pero no hacer nada por no querer realizar esfuerzos físicos y/o mentales.
– Carga de trabajo exagerada: los empleados no trabajarían todo el tiempo para tratar de demostrar que el ritmo de trabajo es demasiado elevado e insostenible a medio y largo plazo.
– Mala situación económica: el empleado puede encontrarse en la necesidad de obtener más ingresos. Y esto le llevaría a arriesgarse a hacer un registro de horas extra sin necesidad, y sin productividad, para aumentar su remuneración.
Consecuencias
Los efectos para la empresa son muy negativos, y repercutirán directamente en su desarrollo y viabilidad. Podíamos destacar diferentes puntos.
– Pérdida de dinero: en ello se traduciría esta falta de productividad ya citada. Un resultado que va totalmente en contra del fin de toda empresa.
– Mal ambiente laboral: la gente no comprometida provocará un descontento entre compañeros, y esto creará un mal clima laboral que mermará la producción global.
– Rotación de personal: si se detecta este presentismo, probablemente se dé un despido procedente. Y esto implica una rotación de personal que perjudicará el funcionamiento de la empresa.
Cómo evitar el presentismo laboral
Para salvar esta situación, es fundamental cuidar a los trabajadores y medir el rendimiento de los mismos. Sirvan unas ideas como las siguientes.
– Fomentar la cultura de resultados: conviene no enfocarse en el tiempo que los trabajadores pasan en el trabajo. Es necesario analizar la situación, y planificar estratégicamente unas tareas que cumplir, colocando estas como el referente para medir el rendimiento.
– Impulsar la comunicación: debe existir un clima de confianza y facilidades para conversar. De esta forma, el empleado podrá trasladar todos sus problemas y ser tratados.
– Promover programas de bienestar: la salud mental es fundamental para poder desarrollarse con normalidad en el puesto de trabajo. Y, para ello, conviene cuidarles con ciertas concesiones y gestos positivos. Así como el ofrecimiento de ayuda de especialistas.
Aprovechar el registro de la jornada para evitar el presentismo
La obligatoriedad de realizar un registro horario puede ser una ventaja en este aspecto. Es básico para poder comparar el tiempo marcado por el trabajador y los resultados conseguidos. Así se llegará a ese concepto clave llamado productividad.
Además, a través del registro horario se pueden identificar patrones y tendencias de comportamiento, interesantes para poder contrastar con otros trabajadores.