En muchas ocasiones empresa y trabajador pueden no entenderse en diferentes puntos contractuales. Para tratar de solucionar la situación existen mecanismos como el acto de conciliación laboral, que facilita que ambas partes puedan llegar a un acuerdo satisfactorio que evite un proceso más duradero.

Qué es el acto de conciliación laboral

El acto de conciliación laboral es un proceso por el cual la empresa y el empleado tratan de llegar a un acuerdo de manera satisfactoria, sin necesidad de tener que agravar la situación. Es decir, el trabajador solicita este proceso previo a llegar a un juicio.

Para qué sirve el acto de conciliación laboral

El acto de conciliación se hace con el objetivo de que la empresa y el trabajador encuentren un punto satisfactorio en su negociación. Para ello alguna de las partes, o ambas, deben ceder llegando a un punto en común que les permita acabar o continuar la relación laboral de la mejor manera posible. Ambas partes deben quedar mínimamente satisfechas.

En qué casos pedir el acto de conciliación laboral

El más común es el relacionado con las reclamaciones por despido. Sin embargo, hay más situaciones donde el empleado puede sentirse injustamente tratado, y así hacer una reclamación de cualquier derecho que el trabajador haya sentido vulnerado, como reclamación por accidente, reclamación por salarios, reclamación por indemnizaciones, reclamación por la modificación de las condiciones laborales o reclamación por horas extras.

Cabe hacer un hincapié en este último caso. La nueva normativa obliga a llevar un control horario de los empleados. Para que las empresas lo cumplan y evitar futuros problemas, pueden utilizar diferentes softwares de registro horario. Otra opción interesante para ello es hacer uso de una plantilla de control de horas.

Dónde tramitar el acto de conciliación laboral

En caso de que el empleado no esté de acuerdo con lo ofrecido por la empresa, deberá presentar la papeleta de conciliación en el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC) de la correspondiente comunidad autónoma. Este acto será siempre obligatorio y previo a la vía judicial.

Duración del acto de conciliación laboral

Desde el momento en que la empresa comunica al empleado su intención de rescindir el contrato laboral, el trabajador tiene 20 días hábiles para poder hacer efectiva su disconformidad a través de un acto de conciliación laboral. Una vez que envía la carta, el plazo de los 20 días se pausaría y, en caso de no llegarse a un nuevo acuerdo, se reanudaría ese plazo donde se pausó para poder presentar una demanda judicial.

Si la demanda es relacionada con algún otro derecho, el plazo es de un año.

Quiénes intervienen en el acto de conciliación laboral

Durante el acto de conciliación tienen que estar presentes tres partes. Por un lado, la persona que reclama este acto, es decir, el trabajador. Por otro lado, deberá acudir algún representante de la empresa. Además como mediador estará la figura de un letrado conciliador, que servirá de nexo de unión entre ambas partes.

Aunque la empresa está obligada a acudir, el empleado podrá delegar su representación. Esta persona se recomienda que sea un abogado laboralista, pero no es necesario.

Estas condiciones y todas las relacionadas con este procedimiento están recogidas en la Ley 15/2015 de Jurisdicción Voluntaria, y pueden encontrarse en el artículo 139 y siguientes.

Posibles resultados de un acto de conciliación

El trance no se celebrará si la empresa no se presenta en él, que tendría como resultado un acto de conciliación sin efecto, siendo la empresa quien pagaría las costas si el trabajador posee el acuse de recibo de la otra parte.  En caso de que la parte demandante no asistiera o retirara la papeleta de conciliación, hablaríamos de acto de conciliación con desistimiento. Acto de conciliación sin avenencia sería si ambas partes se presentan pero no se llega a un acuerdo, mientras que si ambas partes arreglan la situación se redactaría un acto de conciliación con avenencia.

Hay que mencionar también otra posibilidad, que la empresa reconvenga y así exija algo que considere que el trabajador le debe. Y es que, por supuesto, en muchas ocasiones es la empresa quien no es tratada justamente por la persona contratada.