La empresa debe controlar múltiples espacios y variables para continuar con su actividad de manera exitosa. Controlar el bajo rendimiento laboral es sin duda uno de los aspectos más importantes. Realizarlo facilitará el contar con los mejores empleados y así aumentar la productividad.
¿Qué es el rendimiento laboral?
El rendimiento laboral es la relación que existe entre los resultados de un trabajador y los recursos que ha empleado para ello. Normalmente hablaremos en términos tiempo, aunque también es necesario prestar atención a la calidad de los trabajos.
Consecuencias de un bajo rendimiento laboral
El rendimiento laboral repercute, indudablemente, en la productividad de las empresas y por ello debe ser controlado. Un empleado con un bajo rendimiento laboral puede ser un freno, mientras que un buen caso supondrá un crecimiento de la empresa.
Y no hay que olvidarse de los beneficios para el empleado. Éste, con un buen rendimiento laboral, podrá crecer profesionalmente en esa misma empresa o en otra. Pudiendo así ganar capacidades, mejorar la remuneración y condiciones laborales, y conseguir un estatus.
Formas de evitar el bajo rendimiento laboral
Sabemos que es clave conocer cuál es el desempeño de los trabajados. Así, vamos a conocer algunas maneras de mejorar ese rendimiento laboral.
1. Marcar objetivos y realizar revisiones:
Tanto el empleado como la empresa deben saber con certeza cuáles son las tareas que realizar. El primero para organizarse, y la segunda para poder conocer resultados.
2. Asignar tareas de manera adecuada:
Cada persona está capacitada para una serie de tareas y, si se encarga de otras, provocará un bajo rendimiento laboral. Puede suceder lo mismo cuando estamos ante una carga de trabajo demasiado elevada, llegando a ser una situación agobiante y contraproducente.
3. Buen ambiente:
Cuando los empleados se encuentran cómodos, trabajan mejor. Por eso es importante contar con buenos compañeros además de con buenos profesionales.
4. Motivar y ofrecer reconocimientos y recompensas:
Es altamente recomendable incentivar el compromiso a través de un salario justo, beneficios, premios, planes de desarrollo, etc. Son inversiones muy rentables.
5. Tecnología y herramientas idóneas:
Esto simplificará las tareas y repercutirá directamente en la eficiencia y la productividad. Y además provocará que los trabajadores se encuentren cómodos.
6. Medir resultados y tiempo:
Como decimos, conocer el tiempo empleado es básico para saber el rendimiento laboral. Para ello conviene realizar un control de presencia. Aunque bien es cierto que la presencialidad no implica trabajo, puede ayudar a calcular las horas necesarias para una tarea. Y, además, el registro horario es obligatorio por ley.